Luiz Sérgio Duarte da Silva

Filosofía de la Historia y Teoría de la Frontera en el Ensayo Latino-Americano: pluralismo y desarrollo

Existe una filosofía de la historia (especulativa y crítica) presente en el ensayo modernista latino-americano del siglo XX. El género mixto es importante como registro de los esfuerzos de producción de discursos de identidad y orientadores, en cuanto marco del pensamiento histórico en el Nuevo Mundo y como experimento interpretativo innovador. En ese ámbito se produjo una teoría de la frontera de carácter historicista (una teoría de la modernización, una sociología histórica de lo moderno en la periferia, una historia de la transculturación). Como estilo de pensamiento neo-barroco (ciencia y arte del Extremo-Occidente), como construcción discursiva sobre la originalidad del subcontinente, como intento de construcción de un espacio público ésta es, sobre todo, una discusión sobre la pluralidad de los procesos de racionalización. La iniciativa fue apoyada por la Fundação Humboldt y en el marco de esa investigación he viajado a Las Palmas, Madrid, México, Buenos Aires, Essen, Berlín, Eichstaett, y Heidelberg. El proyecto está relacionado a mi investigación sobre "Narrativa y Experiencia Histórica en la Teoría y en la Filosofía de la Historia Contemporáneas" (registrado como "El Debate de lo Pos-Moderno").

 

Narrativa y filosofía de la historia: el debate pos-moderno.

Se trata de posibilitar el debate sobre la historia a inicios del siglo XXI. Se trata de un momento de encuentro y debate de tres concepciones (Historik, Filosofía Analítica de la Historia y Neo-Historicismo) acerca de la relación entre pensamiento histórico y modernidad. La tradición de la Historik se refiere a las formas de pensamiento características de la Ciencia de la Historia y descienden del proyecto de concebir la historia como una de las ciencias de la cultura. Su penetración en las ciencias del espíritu, de los métodos y formas de consideración típicas de las ciencias sociales - la llamada Historia Social -, fue posible gracias al desarrollo de una teoría de la ciencia de la historia (Droysen) y a la solución epistemológica weberiana. La asimilación del carácter híbrido del método de las ciencias de la cultura (la separación de interpretación y control empírico en un proyecto de conocimiento que se pretende formal, comparativo y comprensivo) y la reflexión sistemática sobre las varias dimensiones (epistemológica, teórica, metodológica, estética y ética) del pensamiento histórico en la era de su modernización produjo un proyecto de conocimiento que se presenta como heredero de los intentos ilustrados de fundamentación argumentativa y exposición controlada del conocimiento de los fenómenos simbólicos. Tal herencia se asume sin prejuicio del énfasis metódico y sin prescindir de los intentos de defensa de la consciencia histórica (principio de relativizaciónn﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ir no original em portugufirmado com o autor.manidades mas, como ainda n asi que concede la especificidad de la modernización del pensamiento histórico) que caracterizaron el historicismo. El Neo-Historicismo se ve como un retorno a la tradición de las ciencias del espirito. El historicismo, renovado por una crítica que le pretende liberar de sus ideales esencialistas, se presenta como modelo para la rehabilitación de la narración. La exposición narrativa de los sucesos (la valorización de los aspectos retóricos contra las pretensiones de explicación teórica), la atención a los fenómenos del lenguaje (la aplicación de la teoría de la metáfora al estudio de la historiografía y la preocupación en situar como acto de habla relacional, inscrito en un idioma específico).